La flauta más antigua que hoy en día conservamos fue encontrada en el foso del castillo de Merwede (Países Bajos) y es conocida como la "flauta de Dordrecht". Los expertos no se ponen de acuerdo sobre la fecha en la que fue construida, quizás durante el siglo XIV. Está incompleta y deformada por el paso del tiempo y las malas condiciones en las que se conservó durante todos estos siglos, enterrada en el barro, pero las reconstrucciones realizadas han podido determinar que su sonido era potente y tenía un registro superior a las dos octavas.